sábado, 29 de mayo de 2010

TALLER NOVENO SEMANA 17

Éste es el taller para las personas que aún no lo han presentado. Disculpen la tardanza, pero hasta el día de hoy me fue posible. Los temas para las personas que faltan son, en su respectivo orden: Responsabilidad, lo que ofrece como realización la sociedad actual, las metas de los jóvenes en la actualidad, superación de las dificultades para alcanzar las metas, los problemas en el trabajo.

LICEOS DEL EJÉRCITO
LICEO COLOMBIA
ÁREA DE PASTORAL
ASIGNATURA: ÉTICA
DOCENTE: ALEXANDER APONTE
GRADO: NOVENO
¿QUÉ ES UNA VIDA REALIZADA?


Introducción

Como dice un anuncio de Televisión Española, todos deseamos lo mejor para nuestros hijos; sobre todo, que sean felices. Pero ¿qué es la felicidad? ¿Qué es una vida realizada? Sin duda, una vieja pregunta para la que, sin embargo, no hay una sola respuesta.
Ante esta cuestión, conviene no ceder a ninguna forma de ilusión ni hacer abstracción de ella. No son buenos los tópicos. Nada que ver, por consiguiente, con esos libros de consejos prácticos y autoayuda que tanto abundan en las estanterías de nuestras librerías y que tan buena venta tienen. Quisiera ganar mucho dinero, ser guapo, ser amado, ser el más listo, en definitiva, quisiera realizarme y ser feliz: creo que, más o menos, de una u otra manera, así lo deseamos todos y, si vemos que nosotros ya no lo vamos a alcanzar, lo soñamos para nuestros hijos y nos empeñamos en ello, a veces con lamentables consecuencias (porque nos olvidamos de vivir nuestro propio presente o porque nuestros planes no coinciden con los de nuestros hijos).
Nuestra cultura fomenta de manera sobresaliente ese imperativo de realización, convirtiendo el éxito como tal en un ideal absoluto; de esta manera, los fracasados no cuentan, no valen, se genera un nuevo sentimiento de culpa en la persona porque no llega a la meta, no reproduce el canon socialmente vigente. La nuestra es una cultura que, lejos de integrar, está generando excluidos a un ritmo sin precedentes, aunque teóricamente –y gracias a la publicidad aplicada a la intervención social y a las campañas políticas- las cosas puedan parecer de otra manera.
“Por lo demás, la idea de realización parece bastante discutible. ¿Acaso no resulta inadecuada, o incluso falaz, desde el momento en que requiere juzgar una existencia en su conjunto? ¿No es tan ingenuo como erróneo pretender pensar la vida desde una categoría más apropiada para un examen de oposiciones que para la elaboración de una sabiduría? ¿No es una pretensión desmesurada afirmar que la vida puede salirnos bien, como si se tratara de un soufflé o una ternera estofada, cuando nos referimos a todo aquello que no depende de nosotros en nuestra existencia, sino de las casualidades del nacimiento, de la pura contingencia de los acontecimientos, de la suerte o las desgracias más temibles? ¿No es conceder demasiada relevancia a nuestro desventurado ego, a una voluntad libre que sólo tiene un papel secundario de composición en la obra de nuestra vida?” .
Una fábula para hacer camino
"Érase una vez un granjero que, mientras caminaba por el bosque, encontró un aguilucho malherido. Se lo llevó a su casa, lo curó y lo puso en su corral, donde pronto aprendió a comer la misma comida que los pollos y a comportarse como estos. Un día, un naturalista que pasaba por allí le preguntó al granjero:
¿Por qué este águila, el rey de todas las aves y pájaros, permanece encerrado en el corral con los pollos?
El granjero contestó: Me lo encontré malherido en el bosque, y como le he dado la misma comida que a los pollos y le he enseñado a ser como un pollo, no ha aprendido a volar. Se comporta como los pollos y, por tanto, ya no es un águila.
El naturalista dijo: El tuyo me parece un bello gesto, haberle recogido y haberle curado. Además le has dado la oportunidad de sobrevivir y le has proporcionado la compañía y el calor de los pollos de tu corral. Sin embargo, tiene corazón de águila y con toda seguridad, se le puede enseñar a volar ¿Qué te parece si le ponemos en situación de hacerlo?
- No entiendo lo que me dices. Si hubiera querido volar, lo hubiese hecho. Yo no se lo he impedido.
- Es verdad, tú no se lo has impedido, pero como tú muy bien decías antes, como le enseñaste a comportarse como los pollos, por eso no vuela. ¿Y si le enseñáramos a volar como las águilas?
- ¿Por qué insistes tanto? Mira, se comporta como los pollos y ya no es un águila, qué le vamos a hacer. Hay cosas que no se pueden cambiar.
- Es verdad que en estos últimos meses se está comportando como los pollos. Pero tengo la impresión de que te fijas demasiado en sus dificultades para volar. ¿Qué te parece si nos fijamos ahora en su corazón de águila y en sus posibilidades de volar?
- Tengo mis dudas. ¿Qué es lo que cambia si, en lugar de pensar en las dificultades, pensamos en las posibilidades?
- Me parece una buena pregunta la que me haces. Si pensamos en las dificultades, es más probable que nos conformemos con su comportamiento actual. Pero, ¿no crees que, si pensamos en las posibilidades de volar, esto nos invita a darle oportunidades y a probar si esas posibilidades se hacen efectivas?
- Es posible.
- ¿Qué te parece si probamos?
- Probemos.
Animado, el naturalista al día siguiente sacó al aguilucho del corral, lo cogió suavemente en brazos y lo llevó hasta una loma cercana. Le dijo:
- Tú perteneces al cielo, no a la tierra. Abre tus alas y vuela. Puedes hacerlo.
Estas palabras persuasivas no convencieron al aguilucho. Estaba confuso y al ver desde la loma a los pollos comiendo, se fue dando saltos a reunirse con ellos. Creyó que había perdido su capacidad de volar y tuvo miedo. Sin desanimarse, al día siguiente, el naturalista llevó al aguilucho al tejado de la granja y le animó diciendo:
- Eres un águila. Abre las alas y vuela. Puedes hacerlo.
El aguilucho tuvo miedo de nuevo de sí mismo y de todo lo que le rodeaba. Nunca lo había contemplado desde aquella altura. Temblando, miró al naturalista y saltó una vez más hacia el corral. Muy temprano al día siguiente el naturalista llevó al aguilucho a una elevada montaña. Una vez allí le animó diciendo:
- Eres un águila, abre las alas y vuela.
El aguilucho miró fijamente los ojos del naturalista. Este, impresionado por aquella mirada, le dijo en voz baja y suavemente:
- No me sorprende que tengas miedo. Es normal que lo tengas. Pero ya verás como vale la pena intentarlo. Podrás recorrer distancias enormes, jugar con el viento y conocer otros corazones de águila. Además estos días pasados, cuando saltabas pudiste comprobar qué fuerza tienen tus alas.
El aguilucho miró alrededor, abajo hacia el corral y arriba hacia el cielo. Entonces, el naturalista lo levantó hacia el sol y lo acarició suavemente. El aguilucho abrió lentamente las alas y finalmente con un grito triunfante, voló alejándose en el cielo. Había recuperado por fin sus posibilidades.

Actividad para la reflexión

1. De acuerdo con lo leído en la introducción y según su experiencia de vida, ¿qué cree que debe ser una vida realizada?
2. Según lo leído, ¿qué elementos se deberían tener en cuenta para lograr la realización en la vida?
3. ¿Por qué se puede considerar excluyente a nuestra cultura en el ámbito de la realización personal?
4. Según la fábula, ¿por qué ciertos temores inciden en nuestra realización personal?
5. De acuerdo con la situación del aguilucho de la fábula, ¿cómo influye la educación en la realización de los seres humanos?
6. Realice una comparación entre el texto de la introducción y el de la fábula. Identifique semejanzas.

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